RELATO DE EMPRESA REAL
En estos más de 26 años trabajando en el sector alimentario he tenido mucho tiempo para escuchar muchas anécdotas de inspecciones sanitarias.
Y de vivir algunas otras.
Quienes dirigís una empresa alimentaria, la cual está sujeta a inspecciones sanitarias oficiales, sois bien conocedores de la variabilidad de dichas inspecciones.
Unas veces son inspecciones realizadas de forma respetuosa, neutra, objetivas y, lo que es más importante,
por personal competente como técnico en seguridad alimentaria conocedor de la normativa alimentaria.
Pero en otras ocasiones, lamentablemente, esto no ocurre.
Cuando las inspecciones no se realizan correctamente las consecuencias para la empresa alimentaria suelen traducirse en
- Sufrir la sensación de impotencia e indefensión
- Levantamiento de acta
- Notificación de un expediente sancionador
- Destrucción de mercancía
- Retrasos en la apertura de una empresa
- Pérdidas de tiempo para la empresa
- Etc
Me consta que en la inmensa mayoría de las ocasiones la empresa alimentaria acepta cualquier no conformidad puesta por los inspectores aún cuando ésta parece abusiva y sin sentido.
Sin embargo, algunas empresas alimentarias, deciden buscar asesoramiento especializado en una consultoría alimentaria.
¿Cuándo buscan esta consultoría alimentaria?
En mi experiencia las empresas buscan asesoramiento cuando tienen un acta que no saben cómo interpretar o cuando tienen una notificación de expediente sancionador.
Debo confesar que el mayor desafío que he tenido a lo largo de todos estos años tuvo que ver con el bloqueo injustificado, para otorgar la autorización sanitaria a un obrador cárnico.
Tuvimos 3 visitas para que se valorase el obrador y la actividad. En cada visita se decían cosas nuevas y a veces contradecía lo dicho anteriormente.
Y no, no nos salvamos de tener que leer en el acta no conformidades que responden más a un capricho personal que a un análisis de riesgo.
Tras haber vivido aquella odisea mi conclusión es que me encontré con unos inspectores que estaban acostumbrados a que las cosas se hiciesen de la forma que ellos querían, no necesariamente ajustándose a la normativa.
Pero lo que todavía es peor, es que demostraron tener un gran desconocimiento del tipo de establecimiento y de la actividad que tenían que autorizar.
Al final se consiguió la autorización con las medidas que habíamos establecido desde un principio, sin cambiar nada de lo que ya se había preparado.
Pero el mal ya estaba hecho.
Este proceso duró casi 4 meses, es decir, la incompetencia y la mala praxis de unos inspectores retrasaron de forma injustificada la apertura de un establecimiento.
Muchos os preguntaréis ¿por qué no acceder a todo lo que piden y así te evitas problemas?
En este caso, la razón de peso era que lo que demandaba suponía un alto coste y un tiempo de espera innecesario.
A mi modo de ver, esta actitud de servilismo no ayuda a nadie, ni al sector ni a los consumidores ni a la seguridad alimentaria de un país. Con estas actitudes acabamos dirigiendo esfuerzos (tiempo y dinero) a las acciones que no aportan valor en lugar de hacerlo a las que sí lo aportan.
Y lo peor, perpetuamos formas incorrectas o innecesarias de hacer las cosas.
Y tú ¿ has vivido alguna situación similar?
Consigue una mejora sostenida en la cuenta de resultados que ni imaginabas.
O lo que es lo mismo: Planifica bien, controla y estrecha los costes, ve por delante de la normativa y conoce los números de tu empresa.
Soy Esther Vázquez, trabajo con una metodología única para empresas alimentarias que necesitan soluciones reales.
¿Necesitas saber más? No te quedes con la duda, solventarla es GRATIS.
Contáctame en alimentaria@esthervazquezcarracedo.com o por whatsapp en el 690 63 25 20.