Que el activo más importante de la empresa son las personas es algo que los empresarios deberían reconocer y practicar. Gestionar eficaz y eficientemente las personas es un pilar de la buena gestión empresarial.
Más que nunca están de moda los máster y cursos sobre la Gestión
de Personas. La conclusión que yo he sacado escuchando a varios ponentes en la materia es que casi hay que hacer lo imposible por entender, motivar, mantener contento y potenciar el talento de los trabajadores. Entonces es cuando yo me pregunté ¿dónde está el límite? Cambiar los comportamientos, valores y aptitudes de las personas suele suponer un gran esfuerzo. Que se lo pregunten a los psicólogos del trabajo o a los psicólogos en general. Pues ahora imaginemos que esto lo intentamos hacer con un conjunto de personas.
Mi razonamiento es el siguiente: la empresa tiene unos recursos económicos y de tiempo limitados. Por otro lado, ya se alzan voces acerca del papel de las empresas en la motivación de los trabajadores. Si bien dicen que
la empresa debe prestar atención en NO disminuir o anular la motivación de los trabajadores, la responsabilidad de
motivarlos ya no es tal o bien es relativa. Personalmente creo que es el momento de la selección donde los profesionales se deberían preocupar por buscar gente motivada.
Permitidme compartir una anécdota real. En una selección de personal de empleo público, concretamente a Policía,
uno de los candidatos fue descalificado por el psicólogo como no apto porque su motivación por el puesto era nula y los argumentos esgrimidos durante la entrevista daban pavor. Pese a esto, dicha persona fue considerada apta en aptitudes psicológicas y prosiguió el proceso de selección a petición de la propia administración.
Pues bien, aún reconociendo la importancia del factor humano en la empresa, también podemos darle la vuelta a la tortilla. Es precisamente el factor humano quien ha propiciado que muchas empresas en España cerrasen debido a la poca flexibilidad que han mostrado. Me explico: hablo de aquellas empresas que ante la inflexibilidad de los trabajadores por adoptar medidas de recorte para todos tuvo que optar por el despido de algunos, y luego ante la
imposibilidad de pagar las indemnizaciones tuvo que cerrar. Todos salen perdiendo.
Y también podemos reflexionar acerca de esa situación que seguramente todos hemos vivido. A veces nos encontramos con personas que son un verdadero “cáncer” para la empresa, un cáncer que si no se corta a tiempo puede extenderse hasta llegar a situaciones irreversibles. También tengo una anécdota a este respecto.
Una empresa alimentaria contaba con un tipo de estas personas que hacía la vida imposible a todos y especialmente a una de las personas que más hizo por la empresa; finalmente esta última persona cansada de que la dirección no pusiese las medidas necesarias decidió dejar la empresa voluntariamente; meses más tarde la empresa se deshizo del cáncer.Considero que la empresa llegó a tiempo pero perdió un gran activo.
Dicho esto, me gustaría conocer vuestras experiencias al respecto y sobre todo escuchar vuestras opiniones a la pregunta ¿dónde está el límite o cómo actuaríais vosotros?
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