RELATO DE EMPRESA REAL
¿Alguna vez te has sentido como David enfrentándote a Goliat pretendiendo usar las mismas armas que él? Es decir, fuerza contra fuerza
La mayoría de las veces, no lo hacemos por soberbia. Lo hacemos porque creemos que no será tan complicado. Pensamos: “Con que me expliquen cuatro cosas, yo lo saco adelante”.
Créeme, lo entiendo bien.
Yo también he pasado por ahí.
En mis inicios, pensé que podía gestionar mis obligaciones fiscales por mi cuenta. Al fin y al cabo, no parecía tan difícil… hasta que un día recibí un requerimiento de Hacienda por 12 céntimos. ¡Sí, doce céntimos! Más caro el sello que la deuda.
Ese día entendí que el “yo me lo guiso, yo me lo como” a veces te deja con una digestión pesada ( lo digo por el susto y no tanto por la cuantía)
El caso de la planta que se paró antes de arrancar
Hace no mucho, conocí a un empresario que había decidido levantar una planta alimentaria a su manera.
Investigó, preguntó, miró aquí y allá… y tiró para adelante.
Lo que desconocía es que la actividad que quería desarrollar implicaba una normativa sanitaria muy farragosa y bastante mal hecha.
Cuando llegó la inspección para conceder la autorización, todo se torció.
Deficiencias, muchas de ellas interpretables y alegables para lo cual hace falta mucha experiencia.
La autorización paralizada.
Y él, indignado.
Intentó solucionarlo con llamadas, elevando quejas, tirando de contactos.
Nada funcionó.
Al final, no tuvo más remedio que acometer reformas costosas por unos cuantos cientos de miles de euros y con el consiguiente retraso en la apertura..
¿Qué falló?
Desde fuera, es fácil decir: “Tenía que haberse asesorado”.
Pero esto va más allá.
Lo que falló fue el exceso de confianza, ese impulso tan común que nos lleva a pensar que con lo que hemos leído, visto o hecho antes, ya tenemos el conocimiento suficiente.
Falló la estrategia de David: en lugar de usar la inteligencia, usó la fuerza.
Lo que de verdad sale caro
La autosuficiencia puede parecer rentable a priori.
Pero lo que nos hemos querido ahorrar al principio luego se paga con creces:
- Proyectos paralizados
- Reformas imprevistas
- Tiempo perdido
- Estrés y desgaste personal
- Y, a veces, pérdida de oportunidades que ya no volverán
¿ Solución inteligente?
Rodearte de expertos a tiempo, dejarte acompañar por quien conoce el terreno, y anticipar lo que viene.
La experiencia no se improvisa. Las decisiones estratégicas no se basan en rumores ni en lo que “se hace en otras fábricas”.
Lo que aprendemos de David
La historia de David y Goliat no es solo un cuento. Es una lección estratégica.
David no venció por fuerza, sino por inteligencia. No intentó ser más fuerte que Goliat. Fue más listo.
En el mundo de la empresa, esa inteligencia se traduce en algo muy concreto: buscar asesoramiento profesional, dejarte ayudar, rodearte de gente que conoce la normativa alimentaria y que ya ha estado ahí muchas veces.
La próxima vez que te encuentres en medio de un proyecto importante, o ante una situación compleja, pregúntate:
👉 ¿Estoy siendo estratégico o está decidiendo mi exceso de confianza?
👉 ¿Estoy cocinando algo que me va a sentar bien o me voy a indigestar ?
¿Quieres evitarte una digestión pesada en tu empresa alimentaria cuando te encuentres en medio de un proyecto importante?
Aquí estoy para ayudarte.
Te ayudo a que te sientas orgulloso de tu empresa alimentaria.
Más de 26 años contribuyendo a que los propietarios de empresas de alimentación se sientan satisfechos de haber conseguido esa ansiada certificación de calidad alimentaria, esa mejora productiva que necesita y esa rentabilidad que desea.
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