Por si la muerte me pilla de forma abrupta

Respeto

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Los que me conocéis personalmente o profesionalmente o los que seguís mis artículos os daréis cuenta que el tema de hoy no tiene que ver con los temas de seguridad alimentaria ni de gestión empresarial que habitualmente trato.

Hoy, y de manera excepcional, escribo sobre este tema  porque antes que profesional soy persona y como tal me afloran sentimientos fuertes e intensos cuando  sale a debate público el  tema de la eutanasia, en este caso, a raíz de la noticia de Ángel Hernández que ha asistido a su mujer a morir dándonos a todos una gran lección de Amor y de Respecto.

No puedo entender que el tema de la eutanasia se haya convertido en un debate infinito, sin límites y en el cual todas las personas se encuentran con derecho a opinar.

Tenemos a los políticos que no acaban de entender o discernir entre lo que son derechos sociales  y derechos fundamentales de las personas.

Tenemos a médicos que aluden a su código ético para rechazar la eutanasia,  o hablar o esgrimir opiniones personales acerca de la misma.

Tenemos a jueces que no dejan de ser personas imperfectas  y con creencias propias que interpretan las leyes que también son imperfectas por ser elaboradas por un ser humano.

Tenemos a la Iglesia ( me refiero a la cúpula que sale en los medios y no a los miles de personas de la iglesia que tanto ayudan a la sociedad)  que hace mucho tiempo ha dejado de representar a las personas de bien, y de la cual se ha probado su cinismo e hipocresía con tal de seguir en el poder.

Tenemos a personas que tienen mucho altavoz ( locutores de radio, presentadores,  grupos pro vida…) que no se cansan en hacer programas o manifestaciones rechazando la eutanasia.

Lo único que, objetivamente, puedo ver en todas estas personas y conductas  es una gran falta de Respeto. No nos engañemos, a este Valor acudimos cuando más nos conviene pero pocos conocemos el verdadero significado del mismo ni cómo ni cuándo aplicarlo.

Sin embargo, los que defendemos la eutanasia no necesitamos incurrir en semejante aberración como la de querer decidir  u opinar sobre la vida de los demás mostrando una gran falta de respecto.

Nosotros no pedimos que aquellos médicos que rechazan la eutanasia la tengan que practicar.Otros facultativos lo podrían hacer.

Y tampoco necesitamos  escuchar a profesionales sanitarios decir “ tenemos que intentar entender a quien sufre” a la vez  que están en contra de la eutanasia.  No pedimos que nos entiendan, sólo que nos respeten.

Nosotros no  pedimos a los jueces que tengan el don de acertar y hacer siempre lo correcto. Es más fácil si les ponemos leyes claras y en las que no haya lugar a la interpretación ni a tomar una decisión por alguien que no es del campo de la medicina ni de la psicología ni la antropología.

Algunos locutores o presentadores que rechazan la eutanasia acostumbran a llevar a su programas datos, estudios, anécdotas personales o individuales que sin dejar de ser ciertas,utilizan de manera desafortunada para lanzar conclusiones o hipótesis tremendista de lo que ocurrirá si se legisla la eutanasia. Sólo habría que pedirles imparcialidad.

Incluso hemos visto vídeos de personas en estado terminal, totalmente dependientes, que intentan convencer con su testimonio  que así se puede vivir. Los que defendemos la eutanasia respetamos que esas personas hayan decidido poder vivir de esa manera y deseamos que esas personas tengan todos los cuidados paliativos que haya al alcance.Pero no deben pretender que todos tengamos la misma definición de los que es VIVIR.

Esta noticia nos hace reflexionar sobre el verdadero Amor, sobre el Respecto hacia las decisiones de los demás y sobre una realidad actual y de estos tiempos.

Las personas que con sus acciones, opiniones y creencias no ayudan a que la eutanasia se legisle no aportan nada a la sociedad, son un ejemplo de maldad ( a veces inconsciente)  y muestran una total falta de Respeto hacia los demás y al sufrimiento ajeno. Incurren en el horrible defecto de juzgar las decisiones personales de los demás.

Estas actitudes no ayudan a tener una vida y una muerte en PAZ.

Sólo el RESPECTO puede suplir la falta de conocimientos y desconocimiento de las múltiples realidades humanas sin caer en el terreno de las opiniones.

Todo mi apoyo y respecto hacia Ángel Hernández.

 

 

 

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