Lo que viví hace unos días no fue una excepción: pasa a diario.
Estaba con mi madre esperando a una amiga suya (ambas mayores de 80). Llegó pálida, agotada, y lo primero que contó fue su mala noche: vómitos y diarrea. Vive sola. Intentó ir al centro de salud, pero su hijo vive lejos y no se atrevía a coger un taxi por miedo a “necesitar un baño” en cualquier momento. Tenía claro el origen: la comida del restaurante donde desayuna y come a diario. Fue a contárselo a la dueña y obtuvo la respuesta habitual: “Aquí no ha sido”.
Esta amiga de mi madre tuvo suerte. En su situación —por edad y patologías asociadas — el desenlace pudo ser mucho peor.
¿Te suena? Seguro has escuchado casos similares… o lo has vivido en primera persona.
¿Por qué te cuento esto?
A lo mejor has pensado que con tanta regulación sanitaria ( no hay más que escuchar a los propietarios de industrias y establecimientos alimentarios quejase por el exceso de normativa sanitaria) y tantos cursos sobre Higiene Alimentaria para Manipuladores de Alimentos que se hacen ( incluso puede que tú mismo lo hayas hecho en alguna época de tu vida) el número de intoxicaciones alimentarias iría en descenso ¿verdad?
Pues no.
Me apoyo en la anécdota de la amiga de mi madre para revelarte dos realidades que pasan desapercibidas por la mayoría de la población pese a lo que nos afecta
Primera: Las intoxicaciones alimentarias siguen aumentando.
Los informes europeos reflejan que, en términos generales, los casos crecen. Por ejemplo, en 2023 se registraron más diagnósticos de campylobacteriosis (+4,3%), salmonelosis (+16,2%) y listeriosis (+5,8%) respecto a 2022.
Y lo más preocupante es que estas cifras infravaloran la realidad: estas cifras solo representan la punta visible del iceberg de todas las intoxicaciones que se producen.
El caso de la amiga de mi madre no aparecerá nunca en los datos oficiales. Su caso pasa desapercibido y entra a formar parte de todos los casos que están debajo de la línea de agua del iceberg.
Segunda: La mayoría de los casos de intoxicaciones alimentarias no se diagnostican.
Muchos afectados por una intoxicación alimentaria se “apañan” en casa y no van al médico. Cuando acuden, rara vez se identifica el patógeno concreto y el parte médico se queda en “gastroenteritis”. Y, aunque el sistema sanitario investigue, no siempre se llega a la causa (alimento implicado o establecimiento afectado).
¿Cómo se explica esto?
A pesar de la amplia legislación sanitaria, los programas de vigilancia coordinada entre países y los miles de cursos de manipulador de alimentos , el problema persiste, y lejos de descender, aumenta.
¿Por qué?
Por muchas razones, quizás no estamos ejecutando bien las medidas legislativas, porque la investigación de una sospecha de intoxicación alimentaria se hace complicada sobre todo si los síntomas aparecen varios días después de la ingesta, etc.
¿ Cómo solucionarlo?
Entre las medidas legislativas más efectivas que tienen como propósito disminuir el número de casos de intoxicaciones alimentarias están:
- Implantar un plan APPCC y un plan de pre requisitos sanitarios
- Capacitar (que a más allá de formar) al personal que manipula alimentos. Honestamente, debo decir que las acciones formativas no están siendo todo lo efectivas que deberían ser. Por experiencia, para conseguir mayor efectivad en las formaciones éstas deben ser personalizadas y prácticas. A mí personalmente me gusta hablar más de capacitar que formar.
Cierre con datos “titular”
Ahora ya sabes algo más de cómo interpretar los resultados de los informes anuales sobre los casos de intoxicaciones alimentarias ( ten en cuenta lo que te dije sobre el iceberg).
Además, debemos dudar de la exactitud de esos datos debido a la falta de armonización en los sistemas de recogida de datos de cada país.
Aún con todo, los titulares que puedes leer en los organismos oficiales hablan de cifras alarmantes:
👉“Más de 23 millones de personas enferman por enfermedades transmitidas por alimentos cada año en Europa y cerca de 5.000 fallecen por complicaciones derivadas”
👉“La OMS estima que cada año ocurren 600 millones de casos de intoxicación alimentaria en el mundo (casi 1 de cada 10 personas), de los cuales aproximadamente 420.000 personas mueren, incluyendo 125.000 niños menores de 5 años2
👉“En 2023, se notificaron 5.691 brotes de enfermedades transmitidas por alimentos en la UE, con 52.127 casos en humanos, 2.894 hospitalizaciones y 65 muertes, siendo la cifra de víctimas mortales más alta en una década”
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